La innovación es en estos momentos una
necesidad para la escuela pero no es sentida así por un porcentaje importante
del profesorado que entiende que lo que hace es lo que siempre se ha hecho y
políticamente correcto. Es un colectivo que no se ha planteado que pueda ser
necesaria otro tipo de escuela diferente a la de siempre.
Sí que hay otro porcentaje del profesorado
que no estando conforme con la realidad real, algunos incluso desde una cierta
crisis profesional de insatisfacción, han iniciado la difícil dieta de la
innovación como búsqueda de alternativas. Esto queda demostrado las diversas jornadas de experiencias docentes
de calidad que se organizan en torno a proyectos de trabajo, aprendizaje
cooperativo, unidades didácticas integradas, tareas competenciales, integración
TIC, convivencia, emociones, proyectos de investigación… es un colectivo muy
activo que hace innovación sí o sí por convicción profesional. Algunos son
considerados “francotiradores”. Son muy necesarios en el sistema.
En los últimos 10 años también ha habido
muchísimos proyectos de innovación y de
formación en los centros por
convocatoria del propio Departamento. Aunque muchos de ellos habrán decaído con
el concurso de traslados, la jubilación del coordinador, cambio de equipo
directivos, cansancio de tirar siempre los mismos, por la fuerza de las eternas
resistencias consentidas, porque los que vienen no quieren o no saben...
Algunas ideas y propuestas bien seleccionadas podrían recuperarse y validarse
como propuesta inicial para otros...porque no todo vale y alguien debería decir
lo que vale y es extrapolable… y lo que no vale y hay que modificar.
Creo que en Aragón hay mucha gente que
apuesta por la innovación. Dinamizando/incentivando a ese profesorado y
validando las prácticas y experiencias que merezcan la pena… podremos acercarnos
a lo que debe ser una innovación sostenida como centro, caminando hacia una
comunidad profesional que desde la reflexión, la formación y el apoyo entre
iguales vaya siendo capaz de ir dando nuevas respuestas a la problemática de
los centros considerando siempre al alumnado como eje y fin de todas las
decisiones e iniciativas.
Creo que el reto es “ la innovación sostenida”
como centro y para avanzar hay que ir señalando pasos para convertirnos en
comunidades de profesionales que deciden como dar respuesta a las nuevas
preguntas del siglo XXI. Y esa formación en centros requiere de una minuciosa
planificación y secuenciación para determinar con claridad lo nuevo que debe
aprender un profesor y lo que debe aplicar en su día a día. Y hay que
planificar actividades e intervenciones distintas de las planteadas en los
últimos 30 años desde los CEP, CPRs, CIFES…
Aún considerando que la Administración
puede y debe tomar iniciativas que faciliten la innovación, exactamente ahí
está el primer reto: mejorar la calidad del aprendizaje con las condiciones
reales que tenemos HOY en cada centro.
En los últimos años se está tendiendo a
cierta especialidad curricular MUY ESPECÍFICA EN IDIOMAS, MÚSICA…en centros.
Esto puede tener algunos peligros de rivalidad, competencia… y no lo comparto.
Pienso que todos tenemos previamente un
reto BÁSICO históricamente pendiente: cómo nos organizamos y cómo atendemos la
atención a la diversidad, qué nuevas respuestas profesionales nos demanda la
escuela inclusiva, cómo hacemos el realidad el derecho de todos a la educación
más allá de tener una silla y una mesa, cómo mejoramos la formación INTEGRAL
del ciudadano, cómo avanzamos en una educación democrática, cómo integramos las
evidencias científicas sobre el aprendizaje que llegan desde las neurociencias
y los campos de la sistémica y emocional, la educación emocional, integración
de tecnologías, metodologías alternativas más activas para aprender “a hacer”…
Sé que esto requiere que la
Administración señale un marco general de mejora, que la red de formación y
asociaciones de profesores sean capacitados para intervenir directamente en
centros a nivel de Claustro, CCP o departamento para ir asesorando los
proyectos de mejora que decida cada centro de la mano del Equipo Directivo, la
Inspección, Orientadores, Departamento de Innovación… y llegamos al tema de la
evaluación y el reconocimiento profesional en torno a lo cual tengo una opinión
nada compartida en general. Ya está bien de que la evaluación del sistema
educativo recaiga especialmente sobre pruebas externas que les hacemos al
alumnado: PISA, Reválidas, Evaluaciones de diagnóstico… y no sobre la función
docente y la Administración. Sugiero que se elaboren planes concretos de innovación
a varios años para que los niños aprendan más y mejor, que esos planes sean dotados
de la formación necesaria para que se implemente, de verdad y
permanentemente, dentro de las aulas…
Pero… los buenos planes de formación son
necesarios e imprescindibles pero no
suficientes para implementar la innovación en las aulas… ya que considero que
hace falta proceder a una objetiva y democrática evaluación del profesorado
para evaluar la APLICACIÓN DE LA FORMACIÓN RECIBIDA. Y creo que eso debería
reconocerse económicamente vinculando
los sexenios a la innovación práctica y no a la formación teórica.
¿Podría empezar a generalizarse así la
innovación sin grandes costes, cambios
ni inversiones?
¿Son una oportunidad los proyectos de
innovación planteados por los centros en los proyectos de los nuevos tiempos
escolares o eso es “otra cosa”?
Estamos avanzando en Aragón con este
Foro, la EVA del Alto-Aragón, Asociación de Directores, Asociación Utopías
Educativas, Colectivo-Seminario Permanente Atlántida… para sumar a CIFES,
Orientadores, CATEDU, CAREI, Inspección, Asesores provinciales y de la DGA… que ahí estamos…
Caminante, no hay camino… si se hacer
camino al andar… y a innovar se aprende innovando en nuevos roles/capacidades
profesionales del siglo XXI. Los que
estamos en este foro sabemos que es así y algunos lo han hecho incluso en las
peores condiciones.
Gracias
(Aportación personal al Foro de la Innovación de Aragón)
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